Vísteme despacio que tengo prisa

Ventura Pérez Mariño PUNTO DE ENCUENTRO

OPINIÓN

20 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Alguien tendría que explicar el porqué de tantas prisas en el proceso de abdicación-proclamación de don Juan Carlos y de su hijo, el rey Felipe VI. El legislar sin el debido distanciamiento no es bueno y en este caso menos.

El rey Juan Carlos contó que tomó la decisión abdicatoria hace meses y que se la comunicó a su hijo tiempo ha. Pues bien, estamos en una monarquía en la que el rey puede abdicar cuando quiera, pero no estaría de más que la próxima vez, de haberla, los españoles la conociesen con tiempo necesario para tomar una opinión sobre las consecuencias que la abdicación conlleva.

El propio presidente del Gobierno parece que no tuvo mucho tiempo para articular y llevar a la práctica la decisión, y sin que sepamos por qué todos se pusieron a correr para llegar a una meta con la lengua fuera. Hemos asistido en los últimos días a interrogantes que se van resolviendo sin la debida calma. Y así han saltado a la opinión pública cuestiones como el aforamiento, la inimputabilidad penal, el nombramiento de capitán general, tratamientos futuros, Casa Real... sobre los que no es sencillo tener opinión. Se ha hecho la ley más rápida de la democracia, sin que se conozca, o al menos yo desconozco, las razones de tal prisa.

Las redes sociales son escenario de un mundo de especulaciones que llenan el vacío dejado por el monarca y por los partidos políticos mayoritarios.

Pero en este proceso, me permito señalar que no transparente, lo que más me ha llamado la atención fue el comunicado de Zarzuela anunciando la postura del exmonarca de no asistir, ayer, a la ceremonia de proclamación de Felipe VI, con el fin de no quitarle protagonismo.

No vi la cara del anunciador de tal noticia, pero no me cabe duda de que se le debió poner roja como un tomate. Las cosas son al revés. La noticia es la no asistencia y sobre ella las redes sociales han hablado, muchas veces sin base alguna. El protagonismo de ayer es evidente que era del nuevo rey y el no acudir el anterior rey es justamente desviar parte del protagonismo al ausente.

Muy bien tiene que hacerlo Felipe VI para sobrevivir en territorio confederal, federal o el que se quiera, él, que viene de tribus de mando único, pues le guste o no, antes o después, sabe que los españoles mayoritariamente aspiran a decidir sobre la forma de Estado, la monarquía o la república.

Es este un problema o cuestión que su padre no tuvo que afrontar, pero que Felipe VI, todo parece indicar, ya tiene encima de la mesa.