Podemos: ¿por que pasou o que pasou?

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

15 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Hacía mucho que un resultado electoral no producía en España un terremoto comparable al de los comicios europeos: los dos grandes partidos sufrieron una debacle formidable; quienes debían haber recogido esa fuga masiva de electores (IU y UPyD) subieron, pero mucho menos de lo que cabía esperar a la vista de la pérdida de apoyos del bipartidismo dominante; y, finalmente, salvo algunas fuerzas nacionalistas (sobre todo Bildu y ERC), también las restantes salieron trasquiladas (BNG) o frustradas (AGE) en beneficio de Podemos, el verdadero ganador de la contienda.

El sondeo poselectoral que hoy publica este periódico ayuda a entender algunas de las claves no solo de por qué pasou o que pasou, sino también a hacer proyecciones sobre lo que podría suceder en el futuro si la tendencia apuntada en mayo llegara a consolidarse, aun sabiendo que está demostrado que en esos comicios, aquí y en todas partes, votan muchos menos electores que en las restantes consultas y los que lo hacen no sienten sobre sí el peso de responsabilidad que asumen cuando han de elegir a quien gobernará su municipio, su autonomía o la nación.

Pese a tales evidencias, el porcentaje de entrevistados que opinan que Podemos va a consolidarse es muy superior al de los que piensa lo contrario (48 % frente a 31 %), con la particularidad de que ese porcentaje se dispara entre los electores que recuerdan haber votado a los partidos de la izquierda. Si a ello se le añade el dato de que entre los votantes de Podemos, los que recuerdan haberlo hecho en las autonómicas de 2012 al PP (17 %) son muchísimos menos de los que recuerdan haberlo hecho al PSdeG, BNG y AGE (61 %), parece fácil concluir que a la izquierda gallega, al igual que a la española, le ha salido un competidor, que tiene la gran ventaja de que puede seguir agitando el populismo que ha dado a Podemos la victoria: ellos se proclaman la única parte sana de un cuerpo político corrupto que no tiene salvación.

Que Podemos acabe por asentarse, con la consecuencia, entre otras, de que frente al PP se configuraría en Galicia una alternativa cuatripartita (PSdeG, AGE, Podemos y BNG) que, por cuatripartita, dejaría precisamente de ser alternativa, depende en gran medida de la inteligencia con la que reaccionen los potenciales afectados por el impulso de Podemos. Y, por lo visto hasta le fecha, esa reacción no ha podido ser peor. Porque de lo que se trata no es de insultar al nuevo partido, a su líder -pese a que resulte insufrible su soberbia santurrona- y, menos aún, a sus votantes, sino de entender y explicar por qué una lista nacida de la noche a la mañana con un programa de risa ha sido capaz de recoger el formidable cabreo existente con todos los restantes partidos españoles. Pues ahí, en la razones de ese cabreo, está la clave.