Un chico normal

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de Castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

10 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Se comporta con la mayor de las humildades. Nadie diría que es el mejor deportista español de todos los tiempos, y que se encuentra a tan solo tres Grand Slam de igualar a Roger Federer como tenista más laureado. Nunca nadie habrá oído que una mala palabra saliera de sus labios. Se siente orgulloso de ser español, por mucho que a más de uno le duela. Sus épicas victorias nos hacen olvidar, aunque sea por breves momentos, las amargas derrotas de nuestros políticos. Es un ejemplo para una juventud que abusa de la litrona, y que le cuesta desengancharse de las consolas para salir a practicar deporte. Gana su noveno Roland Garros y acude a la rueda de prensa como si acabase de obtener el torneo de tenis de su barrio. No es tertuliano con coleta ni vende humo. Todo lo contrario, pues regala realidades. Cada año hace nuestros sus logros, y nos deleitamos con su forma de roer sus trofeos. Se esfuerza al máximo cada partido, y si eso no es suficiente, lo hace todavía más. El tenis español le debe todo. Santana puso la primera piedra, pero él consiguió que miles de niños abarroten a diario unas canchas con la ilusión de emularle. Gracias, Rafa, por devolvernos la esperanza una tarde de domingo. En breve nuestros mandatarios nos la arrebatarán. Pero que nos quiten lo bailao.