Sobreseimientos

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de Castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

21 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A un conocido coruñés la Justicia le ha destrozado la vida. Aunque la magistrada instructora archivó la causa por abusos sexuales a menores abierta contra él por carecer de indicios suficientes que lo incriminaran, el daño ya está hecho. El sujeto, que desde un primer momento aseguró que jamás había abusado de menor alguno, se pasó un mes en prisión provisional, como ha quedado acreditado sin causa que lo justificase. Nunca negó que fantaseara con menores, pero eso, aunque moralmente recriminable, no es delito. O tiene una entereza a prueba de bombas o tendrá que dejar la ciudad que lo vio nacer. Sus vecinos ya lo han juzgado y condenado. Dentro de diez años seguirá siendo aquel indeseable que abusaba de menores. Así de cruel y olvidadizo es Juan Pueblo. Este hombre es inocente, ya que así lo ha dictaminado la misma Justicia que le hizo pasar semejante calvario. Al principio todo indicaba que había cometido lo que para mí es uno de los delitos más execrables que recoge nuestro Código Penal, pero en las instrucciones judiciales lo importante es lo que se ha podido entresacar de las mismas, es decir, el final. O un auto de sobreseimiento o de apertura de juicio oral. El final para él ha sido feliz. Pero ahora empieza el resto de su estigmatizada vida.