Proteger a los excluidos

OPINIÓN

07 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La crisis está haciendo saltar las costuras de nuestro ya débil Estado de bienestar. La pobreza y la desigualdad que desde hace ya seis años golpean a la sociedad española están deteriorando gravemente nuestro sistema de protección social. Como hay muchas más personas en situación de debilidad y muchos menos recursos disponibles, se está provocando un peligroso crecimiento de la marginación, de la pobreza, de la exclusión social.

Parados que no cobran ningún tipo de prestación, hogares que no tienen ingresos, personas mayores que no pueden acceder a una pensión de jubilación porque no han cotizado lo suficiente. El endurecimiento de las condiciones para tener derecho a las prestaciones y la dificultad creciente de tener un empleo y cotizar están haciendo cada vez más numeroso el colectivo de hombres y mujeres que se están quedando fuera de las prestaciones contributivas -pensiones incluidas- y que van a depender de las prestaciones asistenciales.

Una sociedad democrática y avanzada como la española no puede dejar abandonada a su suerte a una parte de sus ciudadanos, a los más débiles, a los que tienen más necesidad. Salir de la crisis es también, y sobre todo, acabar con la situación de desprotección que sufren estas personas. Además de crecimiento y empleo, en el largo camino que aún falta para salir de la crisis es urgente definir una estrategia contra la desigualdad y la pobreza que empiezan a corroer las bases de nuestra sociedad. Una estrategia en la que debe tener un papel central la generalización de una renta básica, de una renta que permita una vida digna a todos los ciudadanos excluidos del sistema.