Más sobre ese tío Óscar hacia el que todo el mundo mirará en la madrugada del lunes. Las nominaciones son solo pistas. Pero dejan claras algunas lecturas, más allá de ese pronóstico doble de los Globos de Oro que, decíamos, permite muchos más premios. El combate por el Óscar al mejor actor será tremendo, aunque se haya quedado fuera la leyenda de Robert Redford. Ahí están para ver quién cruza la meta Di Caprio o McConaughey, por ejemplo. En las chicas no debería haber otra que Cate Blanchett (como ya está dicho y repetido), pero ojo con el descaro de Amy Adams. Raro sería que el premio fuese otra vez para Meryl Streep en su particular Agosto de distinciones. Y ¿cómo se resolverá en un solo premio la mejor película en un año, en el que la cosecha ha incluido maravillas como Doce años de esclavitud, La gran estafa americana o Dallas Buyers Club? Difícil respuesta. También tenemos un español que opta al mejor corto. Y otra vez más Woody Allen nominado por su guion de Blue Jasmine, su particular adaptación de Un tranvía llamado deseo. Veremos el desenlace de sonrisas y lágrimas. Las ojeras de celuloide del lunes están garantizadas.