La escena convertida en un combate de pirañas. Así fueron los Globos de Oro y así apuntan los Óscar. Cuando hay una cosecha de buen cine, los candidatos se multiplican. Así sucedió en enero cuando la lucha era por el Globo de Oro. Refresquen la memoria. Y ahora se repetirán las escenas de nervios, celos y vestidos. Y es que los Óscar no permiten ese doble premio de los Globos. No hay mejor drama y mejor comedia y musical. Y no hay doble premio también para actores y actrices. Y en los Globos fueron todos muy merecidos. Excesivo, pero excelente, Di Caprio, y tremendo (cada vez es mejor actor) Matthew McConaughey, los dos alzaron el Globo dorado. Casi imposible de batir Cate Blanchett en un exquisito último Woody Allen, pero atrevida esa Amy Adams de La gran estafa americana. Y lo mismo pasa con las películas. Doce años de esclavitud no fue doblegada en los Globos por La gran estafa americana, al poder repartirse mejor drama y mejor comedia o musical. Pero ¿qué pasará el domingo? Pero quien lo merece todo es esa versión actualizada a la decadencia de la Roma del emperador Berlusconi que es La grande belleza. Ya se llevó el Globo al cielo azul de Roma y ojalá se lleve el Óscar.