La nada

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

03 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Las convenciones, como las conferencias y los congresos con votaciones a la búlgara, son una avalancha de palabras para no decir apenas nada nuevo, un ritual de autoafirmación, autocomplacencia y cierre de filas. La del PP de este fin se semana lo fue en grado superlativo, porque tenía más que nunca un objetivo terapéutico tras la crisis interna magnificada por la ausencia calculada de Aznar y la cercanía de las elecciones europeas. Pero entre tanta palabrería, tanto hablar de la herencia recibida y tanto sacar pecho por la incipiente recuperación surgió la frase cumbre del cónclave. La pronunció De Cospedal: «El PP o la nada». Una especie de traslación a la española del célebre «o yo o el caos». Aunque, ya puestos, la nada es mucho peor que el caos. Esa sentencia lapidaria, ese brutal llamamiento al voto útil, se podría aplicar a todos los que no son el PP. Pero iba especialmente dirigida al PSOE de Rubalcaba, al que Rajoy fustigó ayer en plan mitinero en un tono que no suele ser habitual en él, recurriendo incluso al tuteo despectivo.

En la nada de De Cospedal caben todos los demás, empezando por Vox. Pero también sirve para expresar que solo el PP puede frenar el desafío independentista de Artur Mas y defender con eficacia los intereses de España ante la UE. Un verdadero hallazgo lingüístico omnicomprensivo en su simpleza, tras aquello del contrato en diferido en forma de simulación que acompañará siempre a la secretaria general. Llevada esa máxima a sus últimas consecuencias, los millones de españoles que voten otra opción política se convertirán automáticamente en la nada. Aun así, muchos insistirán y preferirán apostar por la nada. Hay cada uno...