Crueldad florentina

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

16 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Frunce el ceño con pespunte doble. Se confiesa impactado. «Es difícil de entender una noticia con tanta crueldad», lamenta. No se refiere a Lampedusa. Ofrece más datos. «Con un dibujo enorme de la espalda, con sangre...». No habla de la matanza de Nairobi. El drama y la indignación de Florentino Pérez giran en torno a una supuesta hernia discal. La de Bale. Pero el debate comienza con las propias palabras. Como los recortes travestidos de ajustes y la crisis que solo era una desaceleración económica. En el caso de Gareth Bale, lo que para unos es una hernia para el Madrid es una lesión en las vértebras L5-S1 y una protrusión en otras dos. El presidente no quiere que nadie le merengue el merengue y le molesta que se plantee la posibilidad de que haya comprado el juguete roto más caro del mundo. Denuncia una «campaña permanente» (la mano negra siempre es oportuna). Habla del poder que da ser periodista. Lo dice el presidente de ACS y del Real Madrid. Lo comenta el anfitrión de una de las mejores lonjas para ejecutivos, el palco del Bernabéu, estadio al que ya quiere poner apellido contante y sonante. El problema es que equipara el respeto a la pleitesía. «Valga como dato que nuestras ratios económicas son admiradas y hasta las estudian en Harvard», apunta. Pero la pelota dice otra cosa: desde que echó a Del Bosque hace diez años ha quemado cientos de millones para ganar una Liga y una Copa. Empieza a recordar al Ricardo III de Shakespeare que, al caer de su montura en el campo de batalla, acaba gritando: «¡Mi reino por un caballo!». Valga como dato que los restos de Ricardo III fueron encontrados bajo un aparcamiento de Leicester.