Houston, tenemos dos problemas. Uno, el proyecto de futuro de Cataluña que exigen los catalanes. Y dos, que no queremos enterarnos. Lo que es mucho más grave y más preocupante. Porque nos lo están diciendo por las buenas y por las regulares; nos lo dicen las encuestas, las manifestaciones, las instituciones y hasta la propia lideresa popular. Y miramos hacia poniente. Puede que esa forma tan peculiar y personal que tiene Mariano, dejando que el tiempo solucione los problemas, sirva para otros casos. Pero no parece que aquí sea la indicada. La propia Sánchez-Camacho lo reconoce y por eso realizó una propuesta que bien podría servir para echar a hablar. Pero no se quiere negociar porque no se quiere reconocer el problema. El Gobierno niega hasta una financiación singular para Cataluña, aunque es lo que se ha venido haciendo históricamente. Porque unos y otros echaron mano de la caja para satisfacer las ansias económicas catalanas cuando tuvieron la necesidad de subirse al puente aéreo e ir a pedir ayuda para poder gobernar. Mientras, los demás recogíamos las migajas. Ayer mismo nos han dicho que los españoles tenemos problemas de comprensión lectora y aritmética. Menos mal que no examinaron al Gobierno. Porque este por no entender no entiende ni lo que le piden a gritos millones de ciudadanos.