El peaje de la fruta

Manuel Luis Casalderrey
Manuel-Luis Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

05 sep 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Las fruterías son un regalo para la vista. Durante todo el año, hay frutas de todo tipo y condición, de variados colores. Forman un conjunto cromático que invita a comprar y a comer. Sin embargo, las fruterías no son un regalo para el olfato. Salvo la de proximidad, el resto de la fruta no desprende aromas. Es el peaje que ha de pagarse por tener fruta al alcance todo el año.

Desde el lugar de producción de la fruta hasta el de consumo hay una distancia y transcurre un tiempo. Para que no se deteriore, se somete a un proceso contenido de maduración, usando bajas temperaturas (cámaras) y atmósferas inertes (de nitrógeno, por ejemplo). Ese equilibrio inestable se rompe en el momento en que se compra: la fruta madura de forma anormal y se deteriora con rapidez. Compren las piezas que prevén consumir en dos o tres días, porque si no se le van a estropear.