Una solución para el Gaiás

Juan María García Otero TRIBUNA

OPINIÓN

23 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Decía Marco Vitruvio Polión, en su tratado Los diez libros de la arquitectura, que esta descansa en tres principios básicos; La belleza (venustas), la firmeza (firmitas) y la utilidad (utilitas). Sin entrar en el dislate económico que supuso aquel proyecto megalómano, ni tampoco en si el tiempo de las arquitecturas icónicas ha concluido, me atrevería a decir que la obra diseñada por el arquitecto Peter Eisenman no cumple con esos tres principios básicos que el gran Vitruvio señaló. Por todo ello, pienso que lo mejor que podríamos hacer con esa patata caliente que tenemos los gallegos en general y la Xunta de Galicia en particular, pasaría por buscar soluciones prácticas y sostenibles en el tiempo a ese enorme y desnortado contenedor vacío de contenidos al que llamamos eufemísticamente la Ciudad de la Cultura.

La desaparición de las entidades de crédito (cajas de ahorros principalmente) que permitían que numerosas fundaciones se nutrieran de importantes fondos para colaborar y desarrollar proyectos culturales (incluso en ocasiones generosa e irracionalmente), así como sus aportaciones a la conservación y restauración del patrimonio, nos ha llevado a que los contenedores de arte y de cultura icónicos (excepto el Guggenheim) que con tanto derroche fueron construidos a lo largo y ancho de nuestra vieja piel de toro en los últimos 30 años sean hoy insostenibles, o se encuentren cuando menos ociosos, cuando no inoperantes o, si me lo permiten, incluso con un cartel de ofertas carente de público y de calidad. Si además unimos a esto la inexistencia de una anunciada y nunca llegada nueva Ley de Mecenazgo acorde con la realidad de un país que posee uno de los mayores patrimonios del mundo, nos encontramos con que estos carísimos e insostenibles iconos están en situación crítica, puesto que a partir de ahora tendrán que buscarse fuera de los dulces presupuestos oficiales su propia supervivencia.

Hoy, y en los crudos tiempos venideros, la Xunta de Galicia no puede permitirse mantener el derroche que significaría el sostenimiento y puesta en marcha de ese monstruo desnortado, irracional y falto de sentido y de contenidos instalado en el Gaiás. Y me atrevo a decir más, nuestra capital gallega no necesita de la Ciudad de la Cultura para mantener una gran oferta cultural digna de cualquier ciudad europea similar a Santiago. Posee uno de los mejores cascos históricos del mundo, al igual que la catedral y otros edificios singulares, religiosos y públicos, varios museos y teatros, universidad señera con instalaciones adecuadas, palacio de congresos, auditorios, bibliotecas y salas de exposiciones, así como una gran oferta gastronómica y hotelera de primer orden. Entonces, ¿qué hacer con ese legado envenenado? Bueno, sin tener en cuenta la sugerencia de un buen amigo mío, que me insinuó ante esta misma pregunta «¡goma dos!» y bromas aparte, en mi opinión lo mejor que se podría hacer con la obra del Gaiás es vendérsela-cedérsela? a nuestro gran icono internacional Inditex, para que esta multinacional instalara en esas dependencias el mejor centro de moda del mundo. Al menos se daría sentido a esas curvas y desniveles fingidos para cuando por ellas desfilaran los y las modelos camino de Compostela.

Juan María García Otero es experto en patrimonio