El Premio Príncipe de Asturias sigue con su intención de picar alto. Quiere ser una precuela del Nobel y va a por figuras internacionales. A finales de mayo se hacía público que Anne Leibovitz es el nuevo galardón de Comunicación. Otra estrella para sus vitrinas cinegéticas. Anne Leibovitz es la fotógrafa. No necesita más presentación. Fue pareja de Susan Sontag, la poderosa ensayista a la que también retrató, y es la autora de imágenes que resumen treinta años de historia. Desde la mítica foto de John Lennon desnudo y abrazado a Yoko Ono en posición fetal, cinco horas antes de la muerte del profeta de The Beatles, a Demi Moore desnuda de ocho meses. Leibovitz no solo pintó con su cámara cuadros de famosos, también estuvo en el frente. En Ruanda. En Sarajevo. La fotografía ya no es una obsesión para ella. Pero lo fue, como reconoció la artista. Mil vueltas en su cabeza le daba a cómo abordar al personaje, cómo cazar el momento. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Depende. Es cierto que hay imágenes de Leibovitz que valen más que un diccionario entero. Como esa bicicleta tirada en el suelo de Sarajevo, en la que no se ve al niño y solo se aprecia un brochazo de sangre. Para qué más.