La oreja de Jenkins

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

11 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La final española de tenis del domingo en el corazón de Francia tenía aire de nodo. Los viejos triunfos para escarnio del francés. Menos mal que aquí no se habla, como en el fútbol, de Armada Invencible, porque la original no lo fue, como saben ustedes, pero parece que nadie más que ustedes en este país que desconoce su historia. El cineasta Pedro Carvajal cuenta cómo Blas de Lezo, el medio hombre, porque la faltaba un ojo, un brazo y una pierna, venció, con seis barcos y menos de tres mil hombres en tierra, a la flota inglesa con 180 navíos y veinticinco mil hombres en Cartagena de Indias, durante la llamada guerra de la oreja de Jenkins. Y todo porque su lugarteniente gallego, apellidado Fandiño, le cortó una oreja al corsario de tal nombre que actuaba bajo la bandera del rey inglés, y le dio un recado para su jefe: «Dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve». A los ingleses esta derrota les causó una profunda humillación y después una profunda amnesia que todavía les dura. Por cierto que la nave capitana de la flotilla española se llamaba Galicia. Y todo esto en 1741. El domingo en cambio lo que vimos fue un combate doméstico que pagaban los franceses. Ustedes y yo desde el sofá de la sala, Miguel Blesa en la televisión de la enfermería de la prisión de Soto del Real. Y la verdad es que resultó muy descansado no tener que ir por España, que eso ya estaba hecho. Se trataba simplemente de disfrutar del tenis y de que, a pesar de todo, en este país a veces la Justicia funciona. Y claro, ganó el mejor.