Mis cuentas de la lechera

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

30 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Observo satisfacción entre sabios por lo decidido por la Comisión Europea, y perdonen ustedes el rollo: dos años más para alcanzar el objetivo del déficit y dos décimas más de lo pedido por el Gobierno español para este año de desgracia en que estamos. Esas dos décimas, aunque solo supongan 2.000 millones de euros (una gota en el océano del gasto público) deben de ser el bálsamo de Fierabrás o la purga de Benito, porque el señor Griñán, preboste de Andalucía, se lanzó a reclamarlas para las comunidades autónomas. Aquí no se mueve un euro, aunque sea en el papel, sin que salga un gobernante (no digamos Montoro) que lo reclame al grito de «mío».

Pues yo, francamente, no sé qué decirles. Si hay que consolarse, se consuela uno, que alivia mucho. Pero, como no entiendo de estas fabulosas cuentas, esas dos décimas prodigiosas y esos 2.000 millones me parecen una propina, al lado del desfase de 25.000 millones que llevan las cuentas del Estado solo desde enero hasta abril. Es el justo castigo a Montoro y a Rajoy por haber subido los impuestos. A lo mejor se corrige ahora, en cuanto usted y yo presentemos la declaración de la renta, pero el dato vigente indica que el Estado no solo no consigue salir de la ruina, sino que cada día la agrava un poco más.

Tampoco sé muy bien qué decirles sobre la cadencia del déficit en los años sucesivos: el 6,5 % del PIB en el 2013, el 5,8 % en el 2014, el 4,2 % en el 2015 y el 2,8 % en el 2016. Para cumplir con esa hoja de ruta hay que ahorrar de narices, por no decir de bemoles. Y además, durante cuatro años. Y ahí vienen mis quebrantos: ¿de dónde? Si bajar dos puntos en el 2012 ha supuesto tantas puñaladas a la sanidad, la educación, los funcionarios y los impuestos, nos esperan muchas puñaladas mortales, salvo que la economía se ponga a subir como un foguete y nos sobre el dinero como cuando éramos ricos con Zapatero y Aznar. Como el Gobierno ha prometido que al menos este año no habrá recortes (eso dijo), lo veo venir: nos van a meter una de impuestos de no te menees.

Ante ese panorama, solo tengo una esperanza: las palabras de Rajoy. De Mariano el Batallador. Ayer la OCDE dijo que llegaremos a un paro del 28 %, y él, lejos de amilanarse, que amilanarse es de cobardes, suele decir que está ahí para impedir que las previsiones cenizas se cumplan. Ayer, henchido de valor, añadió que esos agoreros algún día le pedirán perdón por equivocarse tanto. Bien hablado, sí, señor. Ya estoy empezando a ver peregrinaciones de servicios de estudios y organismos internacionales, que acuden al santuario de la Moncloa en busca de la gran perdonanza: perdona a estos profetas del desastre, perdónanos, señor. Necesito creerlo. Si no lo creo, me empiezo a acongojar.