Las nieves en primavera

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

20 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

H oy mismo, lunes de mayo, no ha entrado ningún calor por la puerta. No ha podido. Es por el viento polar. Pero lo es también por el paro y por lo mal que está (casi) todo, por la economía, por los banqueros que nos han hundido, por esta Europa gobernada por unos que son prudentes y por otros que son de caos y sainete y vodevil funesto. Esta primavera que no es primavera nos tenía vestidos para la ocasión, para celebrarlo, aunque las ansias no eran muchas. Abres la ventana y te encuentras con la calle irada, desasosegada, en asonada constante. A mí me gustaría otro mayo, pero este es el mayo que nos consume. Nos ha tocado en la lotería de antaño, cuando los gobernantes no supieron gobernar y la avaricia era el pan de cada día. Es difícil tener fe en los que gobiernan. Pero aún nos queda un poco de futuro, que no se acaba, como la lluvia, la nieve, o las ganas de que todo cambie para que todo no siga igual (modelando el mensaje de Lampedusa). Hoy los noticiarios nos escribirán de nuevo un réquiem en sol menor sostenido. Vendrán noticias de Bruselas o del vecino que se ha quedado sin trabajo. No consintamos que el mayo que resta no sea mayo. Y si es el mayo del 2009, 10, 11, 12, comprenderemos una vez más -como escribió Neruda- que puede nevar en primavera. Y que en primavera las nieves son más crudas. Las resistiremos. A estas alturas ya solo cabe la esperanza.