Es usted una luz cegadora

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

28 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Sostiene Carlos Floriano que los seis millones doscientos mil parados apenas son una luz cegadora cuya potencia lumínica no debe deslumbrarnos. O sea, que si no tuviésemos delante a este molesto ejército de desempleados veríamos detrás una España niquelada por la prosperidad. El señor este, Floriano, es el vicesecretario general de organización del PP, aunque por su descarada capacidad para limpiar cadáveres más bien parece el señor Lobo de Génova. Imagino a Rajoy diciéndole, oye Floriano, que los seis millones doscientos mil parados estos nos enguarran mucho lo bien que va todo; ¡que les corten la cabeza! Y coge Soriano, muy en su papel de Harvey Keitel de Extremadura, y dice, pero, señor presidente, si los parados no son más que los árboles que nos impiden ver el bosque, una pequeñez en sí misma, una molestia, una contrariedad, un fastidio, un estorbo que ahora mismo va a desaparecer con la mismita pulcritud con la que el señor Lobo se deshace de los cadáveres incómodos. Y ya está. Ya han desaparecido. Ya son solo un resplandor, un espejismo chungo, una nada, porque en realidad los cosas van de ciiiine, de película, y estos parados eran apenas una excrecencia que convenía limpiar cuanto antes. La filosofía Floriano no es tan nueva. Bebe de las mismas fuentes que el que se jodan de Andrea Fabra o la movilidad exterior de la señora Báñez. Constata muchas cosas terribles que prefiero retener en mi cabeza, pero destaquemos la más evidente: el entorno del Gobierno de España presenta una desoladora y generalizada incapacidad para la empatía. Empezando por su presidente, que en lugar de enfrentarse a la mirada asustada de los ciudadanos, se protege tras una pantalla de plasma.