Si no es indecencia, se le parece

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

26 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Estoy tranquilo. Hoy no será. Supongo que en claro homenaje a la Excel depression, en palabras de Paul Krugman. O, lo que es lo mismo, a la impostura descubierta sobre el paradigma del déficit de dos economistas de Harvard: cuando la deuda excede el 90 % del PIB, decían, «el crecimiento económico cae en picado». Paradigma que ha guiado el discurso y la política de este nuestro Gobierno, y que nos tiene donde nos tiene: empobrecida la clase media y en exclusión social otros muchos.

Pero este homenaje coyuntural no les arredra. Y si bien «este viernes» no habrá subida de impuestos, se han decidido a hablarnos del factor de sostenibilidad de las pensiones. Es decir, de un radical recorte de las pensiones. ¿El argumento? Chiripitifláutico: «Corregir comportamientos perversos en el sistema que no se deben perpetuar en el tiempo, como el hecho de que la pensión media haya crecido más en los últimos años que los salarios». Digno de una ministra de este Gobierno como Fátima Báñez.

El problema no es que la jubilación se lleve -mucho antes del 2027 donde la dejó Zapatero- a los 67 años, ni que sea necesario cotizar desde la confirmación para tener derecho a la pensión en su totalidad, sino que proponen recortar la pensión máxima entre un 30 y un 40 %. Es decir, dejar a los pensionistas que cotizaron por una pensión máxima de unos 2.100 euros en estrictos mileuristas.

Cierto que los Gobiernos nos vienen alertando de los benéficos fondos de pensiones. A los que trataron de llevarnos, para beneficio del sistema financiero, con incentivos fiscales e incluso destinando parte de la masa salarial de los funcionarios públicos -previo acuerdo sindical- a un sumergido fondo de pensiones del que te enteras cuando te jubilas. Quienes por incentivo fiscal o por miedo hayan destinado parte de sus ingresos a dotarse de un plan de pensiones privado saben bien de las pérdidas acumuladas, de difícil recuperación si están próximos a la edad de su rescate.

La indecencia, o lo que lo parece, estriba en que quienes tal discurso y política perpetran no podían vivir con el salario y complementos que les correspondían como diputados, y necesitaban que su partido complementara con generosidad extrema sus ingresos. La indecencia, o lo que lo parece, estriba en tanto gobernante de primer y segundo orden que ha practicado la puerta giratoria entre lo que gobernaba y lo gobernado, previas concesiones administrativas de servicios públicos o buenas relaciones con las grandes corporaciones financieras o industriales.

Porque cuando para algunos derechos individuales pretenden asentar la acción de su gobierno en una respetable moral eclesial, debieran tener presente que existen el séptimo, el octavo y el décimo mandamiento.