Es compacto. Como un saco. Es difícil quitarle el balón. Defensas más corpulentos que él, cuando van al choque, salen ellos disparados. Además cuando llegó se movía con la velocidad de una centella, con electricidad, y parecía que iba a triunfar en el Barça. Vino de Italia, donde arrasó en el Udinese. Hablo del caso Alexis. Guardiola tenía más fe en este chileno de Tocopilla que Tito. Para Tito es jugador de banquillo. Alexis al principio llegó a desplazar del once a Pedro y hasta a Villa. Ahora es él la tercera bala en la recámara. ¿Qué le sucedió? Hay quien habla de problemas de adaptación, pero viendo sus goles parece que su juego encajaba perfecto en el billar del Barça. Es cierto que la certeza del principio frente a la red se ha convertido en duda cuando ha tenido oportunidades. Tal vez fruto de las desapariciones a que le han llevado las lesiones y las decisiones tácticas. Pero los goles del sábado seguro que le refrescaron la memoria. El Barcelona lo necesita ahora que empieza la parte más crucial de la temporada, cuando cada partido es una partida de póker sin retorno. A Alexis y a Villa. Como hoy.