Para muchos sucedió lo lógico. Si el mejor es Messi y justo el año que ha batido el récord de goles de Müller, él es quien tiene que ganar el Balón de Oro. La duda está en el número. Lleva cuatro y supera a los mejores de la historia. Y todavía tiene mucha carrera por delante. Ha dejado atrás a los tres de Platini, Cruyff y Van Basten. Y ya duplica a otros grandes como Rummenigge, Keagan, Beckenbauer, Ronaldo y el gigante Di Stéfano. Maradona y Pelé no están en la lista por aquello de que hasta los noventa era un premio solo para europeos o nacionalizados. El fútbol de Messi da vértigo, como su carrera. Lo cierto es que nadie siente rubor al sentarlo ya en la Historia junto a los otros cuatro magníficos: Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona. La guinda española la puso Vicente del Bosque, mejor entrenador. Una vez más abrumó su sentido común al recoger el galardón. Y al recordar que ganar no lo es todo. Que en el fútbol es necesaria la ética a la hora de competir. Fue una gala sin sorpresas, que salió redonda como redondo es un balón.