Se mantiene el descenso en el número de víctimas mortales de los accidentes de tráfico en España. Se han perdido en el año 2012 más de 1.300 vidas, número provisional hasta tanto se sume a esta cifra el número de fallecidos en los 30 días siguientes al accidente. Junto a este dato, es inquietante la nota de prensa emitida por la DGT el pasado 15 de diciembre, de la que resulta que «los accidentes de tráfico son la octava causa de muerte del mundo» y que «1,3 millones de personas mueren cada año en el mundo debido a las lesiones sufridas en un accidente de tráfico».
Lo desconsolador de este asunto está en advertir que la conducción de vehículos es una actividad humana que se desarrolla en el seno comunitario, hipotéticamente pacífica, por tanto, y que hace del automóvil un instrumento para la progresión. El tráfico de cada día no tiene que ver con conflictos bélicos o con acciones terroristas. De ahí la enorme crueldad de los accidentes, que tan radicalmente alejan el tráfico de cualquier pretensión de bienestar social.