Metrovacesa, una dación en pago ejemplar

OPINIÓN

23 dic 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Corría el año 2005 y dos grupos familiares se disputaban el control de una empresa dedicada en cuerpo y alma a la burbuja inmobiliaria: Metrovacesa. Negociaban nada menos que con el Edificio España o con la Torre de Madrid. Eran tiempos en que sus acciones se valoraban en 78 euros. Un par de años después, en el clímax de la burbuja especulativa española, llegarían a comprar la sede londinense de HSBC por 1.600 millones. Y ya vemos a esta empresa familiar contando con la colaboración de arquitectos como N. Foster o J. Nouvel. Todo muy internacional. En ese momento su deuda ascendía a unos 7.000 millones de euros.

Es el relato, a gran escala, de una apuesta que muchas familias estaban realizando a pequeña escala. Endeudados hasta las cejas para hacerse con un patrimonio hipotecario que no hacía más que revalorizarse.

A partir del 2008 viene el desastre que nadie quiso prever y, para sorpresa de la familia normal y corriente que puede ser desahuciada si no responde por el 100 % de su préstamo, en este caso los acreedores nacionales se hacen con el control de la compañía por apenas 2.100 millones de euros (a 45 euros la acción). Esos acreedores (del Santander a Caja Madrid, del BBVA al Popular) habían estado financiando al monstruo que, en ese momento, tenía una deuda superior a los 6.000 millones.

Una auténtica dación en pago pues los bancos reciben (valorando la acción a mitad de precio que en el 2005) unos activos inmobiliarios de una compañía que aún tiene una deuda financiera de más de 5.000 millones y cuyo valor en Bolsa (que debiera reflejar el valor neto de su patrimonio de suelo y cemento) hoy no llega a los 1.000 millones. Dación en pago multimillonaria que, además, ya supuso asumir una quita espectacular; amén de ser el origen de unos resultados demoledores (menos de un euro por acción en la actualidad). Claro que no estamos entre gente cualquiera.

Para completar esta historia familiar, española y bancaria nos falta la lista de entidades no españolas que alimentaron en su día a la criatura: Barclays, Royal Bank of Scotland, ING, Hypo Real Estate y HSBC. Lo mejor de cada casa.

En estas circunstancias ya solo nos falta un actor clásico en nuestra gestión de la crisis. El dinero de los contribuyentes vía FROB o Sareb. Porque, si nada lo remedia, nos van a hacer propietarios o avalistas de buena parte de los activos del ladrillo y de la deuda financiera externa de estos tomates; tomates que -como usted debiera creerse- nada tiene que ver con la actual recesión económica. Es lo que tiene estar a todas horas con el mantra de la austeridad y la Ley Hipotecaria, que, mientras tanto, te adjudican las daciones en pago, las quitas y las deudas financieras que alegremente manipulan nuestros prestidigitadores financieros privados.