El huevo y el fuero

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera EN ROMÁN PALADINO

OPINIÓN

02 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Pertenezco a una generación al límite. Pronto seremos clases pasivas. Desde el momento en que se nos agolpan los recuerdos del pasado, tratamos de salvar, día a día, el presente, y no nos queda apenas futuro. Pero puedo decir, como Unamuno, «nos duele España», esta y la que acoge y espera a nuestros sucesores.

Somos hijos de la dictadura. Estábamos en la universidad cuando llega el 68 y descubrimos que los marines no eran héroes. Nos distanciamos de nuestros padres por la cultura y los viajes sin fronteras. Sobre nosotros se hizo la transición tras la muerte del general. Construimos la democracia que hemos legado a nuestros hijos y nietos.

Creímos que era bueno y necesario un Estado descentralizado, y al mismo tiempo perfectamente dotado para garantizar derechos fundamentales y sociales sobre el ejercicio real de la ciudadanía. Nada que ver con el rumbo de los acontecimientos del último decenio.

Aquella Barcelona de los setenta era la conexión con Europa. Lo describe magníficamente Vargas Llosa en su discurso del Nobel de Literatura. Desde ahí resulta imposible entender qué sucede para que un tal Mas haga una campaña estilo Duce, con fotos de perfil, mirando al infinito, mientras las banderas al viento ponen aires de iluminación, tal como lo describió Marañón al referirse a determinados personajes de la historia de España.

Pero tras una convocatoria oportunista, sufre un terrible varapalo; y aun así se empecina en mantenerla y no enmendarla. Mientras ER le ofrece apoyos coyunturales cargados de condiciones en la confrontación con España. Hasta el Gobierno de España trata de atraerlo, otra vez más, con la esperanza de que la necesidad haga virtud.

Euskadi, que se normalizó mediante pactos para refundar la democracia, vuelve a estar en manos de nacionalistas. Por eso ETA no se disolvió. Por eso ETA comunica que «se ha producido una involución y hay riesgo real de dejar sin salida el proceso de paz». Exigen negociar con los Gobiernos de España y Francia sus condiciones para: presos, exilados y víctimas, exigiendo la salida de las FOP de Euskadi. ¡Lo de siempre!

Mucho más importante que salir de la crisis con parados y pobres vuelve a ser la identidad nacional.