Los ingredientes están en la coctelera. Las elecciones vascas, los ajustes, el posible rescate, la comisión de investigación de las cajas de ahorro gallegas, las primarias del PSdeG, la larga sombra de José Blanco, la conveniencia de Rajoy, la hoja de ruta de Feijoo, las acusaciones de ventajismo, el recorte de diputados... La cuestión es hasta cuándo agitar el cóctel. El tiempo le puede dar un sabor amargo para unos y dulce para otros. El presidente de la Xunta controla el horno en el que se cuece el pastel y eso pesa. No sufre las urgencias parlamentarias de Patxi López. Pero en las dos partes de la balanza se le acumulan muchos pros y contras. Oficialmente, Génova no se pronuncia. Para discrepancias en público ya están los ministros del Gobierno central. Y el PSdeG, en el que ayer mismo cruzaron declaraciones opuestas María José Caride y López Orozco. Feijoo sigue en silencio. Y los políticos de todos los colores se empeñan en coronar su discurso insistiendo en que la fecha debería fijarla el «interés de los gallegos». Pero los gallegos no son ajenos a una partida de ajedrez en cuyo tablero hay más torres, reyes y caballos que peones.