Lo inverosímil

Gonzalo Ocampo
Gonzalo Ocampo EL RETROVISOR

OPINIÓN

19 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El verano no es apacible para todos si se considera el automóvil como un instrumento al servicio del ser humano, con uso imprescindible para muchas de sus actividades. Entristece, al final de cada ciclo, la voz oficial que computa accidentes de tráfico, personas muertas y heridas en las carreteras. Y peor es que en ocasiones haya de traerse a la pública información una de esas heladoras tragedias que parecen inverosímiles por la magnitud de su daño.

De este verano del 2012 quedará la huella que ha hecho noticia del Canal de Castilla, ese hijo legítimo del Pisuerga que toma sus aguas en Alar del Rey y que es capaz de engullirse en segundos de tiempo un automóvil con seis personas a bordo.

¿Fatalismo? ¿Azar? No, ocurre que somos absolutamente vulnerables, que estamos sujetos al error, que no somos autosuficientes aunque tal sea una de nuestras primarias pretensiones.

La vida ordinaria impone sus propias leyes y para esa realidad social que es el tráfico no ha previsto excepciones. En la conducción de vehículos, en su complejidad actual, se ha hecho regla de oro la opción por el raciocinio y por la pre-visión, tanto como ver antes para salvar el conflicto que viene.

Si, ocurre que en ocasiones somos displicentes y de ahí tantas amarguras.