Desigualdad insostenible

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera EN ROMÁN PALADINO

OPINIÓN

02 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Grave la situación de un país que hace una reforma laboral con la promesa de crear empleo y no es capaz de frenar el paro. Grave la situación de un Estado que hace unos presupuestos comprometidos con un límite del déficit, que es tanto como prever los ingresos y evitar ciertos gastos, pero antes de la mitad del ejercicio ya sabe que no son reales. Grave la situación de un Gobierno que descubre cómo la burbuja inmobiliaria ha dado al traste con la reforma del sector financiero, de tal desgracia que nos tocará ser avalistas del rescate a tales entidades, comprometiendo las cuentas públicas durante muchos años.

La gravedad se vuelve insostenible cuando tiene visos de injusticia. Y lo es toda situación que incrementa la desigualdad en el trato a los ciudadanos, en plena crisis, máxime si para más inri estos ciudadanos necesitan confiar en los poderes públicos de la democracia para justificar los sacrificios que cargan sobre la clase media y sobre las clases populares. La gravedad se vuelve insoportable cuando el Estado traza líneas divisorias entre ricos y pobres, poderosos y parias.

Sube la presión fiscal sobre las rentas del trabajo, es decir, sobre los sueldos y las pensiones de la clase trabajadora. Al mismo tiempo se declara una amnistía fiscal para los defraudadores de altas posibilidades. Se «olvida» aplicar un 20 % de rebaja a las subvenciones de los partidos políticos.

La Agencia Tributaria, que suele ser implacable con errores o pequeñas desviaciones en la declaración de la renta de los trabajadores, contempla por mandato imperativo el acuerdo entre el Gobierno y la Liga de Fútbol Profesional, para hacer cómoda la deuda de casi 800 millones de euros. Lo cual permite que algún club de fútbol, con presidente a sueldo en base al presupuesto, hinchado, no solo no pague los tributos, sino que se han acostumbrado a no pagar a la Seguridad Social, o a obligar a sus trabajadores a pasar por el juzgado de lo social si quieren cobrar.

Tuvo que explotar la guerra en el seno del Consejo del Poder Judicial para que los administrados nos enteráramos de la laxitud en el uso de los fondos públicos para viajes, cursos y conferencias en países exóticos y otras vergonzantes prebendas, que no solo alcanzan a su expresidente, pues es costumbre, casi fuente de derecho, de los altos magistrados, mientras se predica la austeridad como necesidad de subsistencia.