Un año sin Bin Laden

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

07 may 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Hace un año de su desaparición, pero poco nos acordamos de él. Y es que, aunque Osama Bin Laden nos mantuvo en jaque y llevaba sobre su conciencia cientos de víctimas, su muerte, a pesar de librarnos de una pesadilla, está lejos de ser algo que conmemorar. Adalid del yihadismo mundial, al crear con otros la red de terroristas de Al Qaida, se cubrió de gloria entre sus fanáticos seguidores con los espectaculares atentados del 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington, y sentó el nefasto precedente para los del 2004 en Madrid y del 2005 en Londres.

De la publicación de 175 páginas escritas en árabe, dentro de la información incautada tras el asalto a la casa de Abotabad, en Pakistán, se trasluce su descontento con los atentados a pequeña escala en los que se asesinaba a civiles musulmanes. Buscó hasta su muerte el efectismo. Hoy, Londres se prepara con una campaña sin precedentes para albergar los Juegos Olímpicos de verano. Sabe que tiene al enemigo en casa: tres millones de musulmanes, no integrados en su sociedad, sobre una población total de 62 millones. El sucesor de Bin Laden, Al Zawahiri, mucho menos carismático, lleva un año en silencio. Puede que Al Qaida haya sufrido un gran descalabro, pero su capacidad para matar sigue operativa y Londres es un objetivo demasiado goloso para dejarlo escapar. Es cuestión de esperar a ver si el legado de Osama es algo más que un lejano recuerdo.