¿Está enmeigado el Gobierno Rajoy?

OPINIÓN

21 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

A primera vista parece que sí, que alguien le echó el mal de ojo y no le sale ni una a derechas. Algunos analistas dicen que el momento de los milagros -que necesita dosis extraordinarias de ilusión y confianza- ya pasó sin pena ni gloria, y que a Rajoy le bastaron tres meses para dilapidar el crédito que Zapatero perdió en una legislatura entera. Pero si vemos las cosas con cierta distancia, es posible que Rajoy solo sea víctima de una aceleración histórica que le lleva a cometer crasos errores de principiante, y que bastaría con recuperar un poco de sosiego para que todo empezase a circular como la seda.

En poco más de tres meses se disparó la prima de riesgo, nos expropiaron YPF, el rey se convirtió en el cazador cazado, el déficit se nos resiste, Froilanciño se dispara en el pie, los náufragos del PSOE ganan en Asturias y gobiernan Andalucía, y, tras la subida de impuestos tantas veces negada, parece que vamos a visitar todas las estaciones del viacrucis que los estrategas del PP habían preparado para Zapatero: desconfianza de los mercados, ninguneo internacional, permanente amenaza de rescate, reticencias del BCE, récords históricos de desempleo, puyas y rejones venidos de Francia e Italia, conflictividad social creciente, copago en la sanidad, subida inevitable del IVA y recortes en las pensiones, los sueldos y los servicios considerados intocables.

Pero también podríamos reconocer que la mayoría de esos males solo desgastan más que un esmeril porque tienen de fondo un discurso que ya era equivocado cuando el PP hacía oposición, y porque muchos dirigentes y votantes del PP, que ahora se comportan como indignados prematuros, llegaron a creer que España no tenía más problema que Zapatero, y que una vez que este fuese sustituido por un Gobierno serio y razonable todas las galernas se retirarían para dar paso a una travesía romántica.

Por eso creo que a Rajoy le conviene deshacer el entuerto cuanto antes, decir que la crisis existía de verdad, reconocer que no tenemos recursos para relanzar la economía, que los bancos tienen que ser reestructurados y recapitalizados con un esfuerzo agotador para el propio Estado, que el sistema productivo está anticuado y no sirve para salir de la crisis, que las familias se habían metido en un endeudamiento irresponsable y que comparten muchas culpas con el sistema, y que los servicios no pueden seguir funcionando a base de permanentes déficits diferidos a las generaciones futuras.

Dicho de otra forma: o reconocen pronto que la culpa de todo no la tenía Zapatero, o el propio Rajoy está condenado a convertirse en un Zapatero bis, mucho más trágico, y antes de lo que piensa. Y si tal cosa sucede, bastarán tres silogismos para obligarnos a pedir el rescate, que vendría a ser la más brutal y sarcástica jugada de la historia.