El índice de Proust

Enrique Castellón
Enrique Castellón LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

15 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La revista The Economist, con su característico ingenio, se ha inventado un indicador que calcula los años que una economía ha perdido a causa de la crisis. Nada más apropiado que llamarle índice de Proust. Se obtiene ponderando varios parámetros, que van desde la riqueza (o pobreza) de los hogares hasta los salarios reales y la tasa de desempleo, pasando por los precios de los activos financieros, la evolución del PIB y el consumo privado. Pues bien, aplicado a la economía española, el indicador retrasa nuestro reloj hasta el 2004.

¿Qué implicación tendría sobre el Estado de bienestar y, en concreto, la sanidad? En el informe anual del SNS correspondiente al 2004, elaborado por el Ministerio de Sanidad, se da cuenta de resultados favorables en salud, del control de tiempos de espera y de la percepción positiva de los ciudadanos en relación con la accesibilidad y la equidad del sistema. Recordemos que la cobertura era del 99,53 %, es decir, prácticamente universal. No son, retrospectivamente, malas noticias. Aun siendo difícil la situación actual, ni aun perdiendo 8 años cabría hablar de desmantelamiento del Estado de bienestar, al menos en sanidad.

Sin embargo, conviene notar que, sin crisis declarada, las tensiones financieras ya existían en aquella época, con un gasto sanitario creciendo por encima del PIB y baja productividad crónica. De entonces a ahora, el sistema sanitario creció por aposición, poniendo capa sobre capa del mismo material. Se progresó en cantidad, pero no en calidad. Poco se hizo para garantizar la solvencia del modelo. El último informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, centrado en la atención primaria (aunque podría extenderse a otros niveles), se lamenta de que el modelo, aún hoy, es rígido, obsoleto, la suma de una serie de compartimentos estancos con poca capacidad resolutiva.

En conclusión, en el año al que la crisis nos retrotrae había tarea por hacer. Por eso, aunque nominalmente teníamos, ahora seguimos teniendo y en el futuro tendremos Estado de bienestar, no queda más remedio que abordar ahora lo que se postergó entonces. Y si con esas reformas, junto con cambios en otras partes de la economía, provocamos que el índice de Proust se aproxime a cero, habremos conseguido, literalmente, recuperar el tiempo perdido.