De nuestro tiempo

Gonzalo Ocampo
Gonzalo Ocampo EL RETROVISOR

OPINIÓN

08 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

E s en la madrugada del último domingo cuando se sabe de un accidente de tráfico de consecuencias mortales. El marco físico es Betanzos, más concretamente una carretera terciaria que, en cierto modo, no lleva a ninguna parte. Ahí pierde la vida Inés, a sus diecinueve años, viajera en un automóvil conducido por un joven de diecisiete años.

Tal vez son lo de menos las derivaciones administrativas y aún penales de este episodio -como la carencia de habilitación legal del conductor para el uso del automóvil o sus tasas de alcoholemia- en la valoración de una acción de tan desastroso final. Imperativamente llaman a la reflexión algunos interrogantes. ¿Hasta dónde llega la libertad -que parece ilimitada- de los jóvenes de este tiempo? ¿Hasta dónde alcanzan sus posibilidades para la absoluta disponibilidad de un vehículo de motor, tantas veces instrumento para la tragedia? ¿Queda siquiera un ápice de autoridad en la esfera familiar capaz de fijar normas de conducta entre los miembros sometidos a ella? ¿Acaso las tolerancias de distinto signo -familiares, sociales- funcionan al margen de principios ético-morales?

Es lo menos comprometedor comenzar y terminar por invocaciones a los accidentes de tráfico, pero cualquiera entiende que allá en el fondo del drama hay algo más.