U n año más, Manos Unidas nos invita a participar en su campaña contra el hambre. Son 53 años movilizando conciencias y financiando proyectos que, si bien no han solucionado todos los problemas del mundo, sí han supuesto una mejora en la calidad de vida de millones de personas con rostro y nombre concretos. La crisis económica que venimos padeciendo no puede ser razón suficiente para poner en segundo plano a aquellos seres humanos que tienen muchísimo menos que nosotros. Si algo debiéramos aprender de la actual coyuntura es, precisamente, una cultura del servicio y la gratuidad como alternativa a la competitividad y el economicismo. Solo así lograremos transformar el actual modelo en otro más justo y solidario.
El foco de la campaña de este año se pone en el derecho a la salud. En nuestro país tenemos un fantástico sistema sanitario. Por eso, a todos los que, desde la demagogia y el interés partidista, gritan eso de ¡que viene el lobo de la privatización! ante las actuales medidas de control del gasto sanitario, yo los mandaba una temporadita a alguno de esos países en los que enfermedades comunes y la malnutrición dejan millones de muertos, huérfanos y discapacitados cada día que pasa. Seguramente aprendían a ver las cosas de otra manera.