Las protestas universitarias

Celso Currás
Celso Currás NUESTRA ESCUELA

OPINIÓN

17 oct 2018 . Actualizado a las 10:55 h.

Los miles de alumnos universitarios que están movilizándose contra la implantación del Espacio Europeo de la Educación Superior se equivocan en sus razones. Lo que deben hacer es protestar para que este se establezca con todos los recursos necesarios, los cambios acordados y en los plazos establecidos, cosa que no se está haciendo. No tiene una sólida base la crítica por una supuesta privatización de los posgrados y mucho menos por el hecho de que se incremente el seguimiento y el control del alumno, al convertirse este en el centro del sistema. Si los Gobiernos continúan en la línea actual, los precios de las matrículas no tienen por qué aumentar, incluso los que afecten a los posgrados. Eso sí, las universidades tendrán que buscar o potenciar otras fuentes de financiación, como ocurre en los mejores países vecinos. También es difícil de entender la crítica por la orientación de las titulaciones al mercado laboral. Siempre se ha reprochado el divorcio entre los estudios universitarios y el mundo del trabajo. El título de grado busca precisamente un mayor equilibrio entre los conocimientos teóricos y las competencias profesionales, de cara a una mejor inserción laboral. Ahora bien, la reforma de Bolonia es sobre todo innovadora con el proceso educativo. Del clásico concepto de educación ( educare ), según el cual se «cría» o «alimenta» al individuo desde fuera, concediéndole más importancia al educador, se pasa al de educere , «extrayendo» lo mejor del alumno, que se convierte en el auténtico protagonista de su propia formación. El profesor habrá de ser más un orientador y supervisor que un mero instructor y, de una vez por todas, hay que situar la función tutorial en el lugar que le corresponde. Es imprescindible una más estrecha relación entre el docente y el estudiante, lo que implica, en primer lugar, la asistencia de ambos a la clase y a la tutoría. Es decir, más control mutuo. ¿Por qué se protesta por esto? En nuestro país estamos acostumbrados a que el espíritu de las reformas educativas y su financiación se queden en el papel. Conseguir estas innovaciones, de las que se viene hablando hace casi diez años, requiere un cambio muy acusado de actitudes y, por supuesto, más dinero. Hay que reducir el número de alumnos por aula y, en diversas titulaciones, esto supondrá más profesores y espacios. Además, llevamos un retraso injustificable. El plazo termina en menos de dos años y Galicia, con casi cien titulaciones diferentes, solo tiene cinco adaptadas. Esta situación, con el agravante del actual marco económico, puede complicarse mucho en los próximos dos cursos.