LOS HIMNOS me sobran. En el colegio, cuando tenía que cantar el himno del santo patrón, cerraba la boca y pensaba en mis poemas de amor. Es un defecto personal: mi inclinación a contrariar a las mayorías. Las mayorías buscan himnos donde identificarse y uno, que es un descreído, busca no ser reconocido ni en su propia sombra. Los himnos, si ustedes los estudian, dicen cosas simples y muy bobaliconas. Mi problema con los himnos empieza en mi equipo de fútbol, el Barcelona, cuando todo el campo canta la cosa esa al empezar los partidos y a mí se me cae el alma a los pies. Durante el aznarato hubo en España, y lo sabíamos unos cuantos, una comisión plural para elaborar la letra del himno español. Algún egregio ejecutivo cultural del actual Gobierno socialista estaba en aquella comisión, qué vergüenza. Que a un escritor le pidan la letra del himno es tan humillante como si le pidiesen a Cela, el maestro, que se presentase a un concurso escolar. Pero yo lo entiendo, lo de la letra. Precisan los deportistas abrir la boca y cantar emocionados cuando se inician sus batallas, por eso piden letras. Rajoy va por otro lado. Quiere una letra para que España sea una y nosotros uno y las autonomías uno y todo uno. El uno nos homologa. Yo prefiero, en serio, el himno sin letra. Porque cualquier letra divide y la música, por mala que sea, nos une y nos hace tomar cervezas. De eso se trata. De tomar unas cervezas antes de cantar. Yo prefiero los boleros. Y prefiero a Brassens, que decía que la música militar nunca lo supo levantar. Y prefiero una España menos preocupada por ser España, porque las naciones se hacen en función de los sentimientos y no de las imposiciones: y todos los himnos son impuestos. Por lo tanto ruego a quien sea menester que no me llamen para elaborar la letra del himno, porque a mí ya me llega con el gallego, que es un pésimo poema de Pondal. Y, si quieren, les dejo una frase sabia de Beckett: «Cuando la porquería nos llega hasta el cuello... lo único que podemos hacer es cantar». A esta España ya sólo le faltaba la letra del himno. En cantantes, evidentemente, no hay quien nos gane. Los himnos, dije, me sobran.