UNA vez conocido con cierta sorpresa el voto, el panorama que se dibuja en Galicia como en España es de estabilidad básica del poder local. En nuestra comunidad, tanto el PP como el PSOE mantienen básicamente su voto, con ligero crecimiento del de este último, y sólo el BNG parece experimentar un recorte de mayor entidad. Eso sí, es interesante constatar la fuerte caída de las candidaturas independientes. La mayoría de los alcaldes de ciudades importantes se ha confirmado, pero las situaciones de mayoría absoluta se han visto disipadas. La diversidad de resultados, que facilita que todas las fuerzas políticas se proclamen vencedoras, demuestra lo equivocado de las campañas que hablan sólo de grandes problemas nacionales, reales o supuestos (quizá hayan tenido impacto significativo sólo en los resultados de Madrid). Pero una parte importante de los gobiernos está aún por resolver. La ausencia de una necesaria reforma del sistema de sufragio de alcaldes (que debiera tender a la elección directa, a doble vuelta) da un gran margen para los pactos entre partidos. Y es de gran importancia que éstos se cierren bien, pues la experiencia reciente dice que en no pocos casos, y sobre todo en materia de urbanismo, puede ser éste un terreno minado.