Irlanda del Norte

GONZALO PARENTE

OPINIÓN

31 mar 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

EL PASADO lunes 26, un sonriente Tony Blair anunció un acuerdo histórico entre las dos facciones enfrentadas, lideradas por Ian Paisley y Gerry Adams, para compartir el gobierno de la provincia, según unos, o una parte de Irlanda, según otros. Es decir, gobiernan juntos, pero siguen pensando separados. El conflicto de Irlanda del Norte se inició en 1921 cuando el Reino Unido aceptó la independencia de veintiséis condados para constituir el Estado Libre irlandés, que luego se convertiría en 1948 en la República de Irlanda, pero retuvo los seis condados del norte bajo soberanía británica con el nombre de provincia de Irlanda del Norte. Desde entonces, el conflicto ha involucrado a los dos Estados. A lo largo de los años han sufrido los avatares de la historia que influyeron en la relación entre las dos islas, como fueron las dos guerras mundiales y, sobre todo, la creación de la Comunidad Europea. Así, ante los continuos enfrentamientos armados de la población norirlandesa, los partidarios de la unión con el Reino Unido contra los que querían pertenecer a la República de Irlanda, ambos Gobiernos se decidieron a firmar en 1985 un acuerdo para buscar la paz en el Ulster. No es fácil simplificar en unas líneas la evolución de un conflicto de casi un siglo y con más de tres mil muertos. Pero los Gobiernos estaban decididos a buscar la paz y en 1993 firmaron la Declaración de Downing Street , según la cual se comprometían a resolver el conflicto por medios pacíficos. Un año después, el IRA y los unionistas proclamaban el fin de la lucha armada. Luego vendrían iniciativas, como el Foro de la Paz y Reconciliación establecido por el Gobierno de Irlanda y, tras diversos avances y retrocesos, siempre bajo la tutela de los dos Gobiernos implicados, se ha podido lograr lo que ambas partes querían: ejercer el poder político en el Ulster, aunque fuera en circunstancias compartidas. Para llegar a esto han tenido que ceder todos; el Sinn Féin ha reconocido la jurisdicción británica, la policía y las leyes, pero a cambio van a compartir el poder político con los unionistas de Paisley y tendrían la oportunidad de enfrentarse en las urnas entre los católicos y los protestantes en forma civilizada, tal como sucedió el pasado 7 de marzo cuando la UDP consiguió la mayoría con 36 asientos, mientras que el Sinn Féin obtuvo 26. Por eso Paisley será el presidente, y Adams, el vicepresidente.