Creatividad e imaginación

| EDUARDO CHAMORRO |

OPINIÓN

06 oct 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

HA SIDO suntuosa la espectacularidad con la que, una vez concluidos los acuerdos de cooperación de España con Gibraltar, Tony Blair ha pasado por la Moncloa para ultimar sus consejos sobre lo que hay que hacer con el proceso de paz en Euskadi a la luz de la experiencia irlandesa. Llamó muchísimo la atención el hecho de que Blair trasladara a Zapatero su convicción de que ese proceso de paz «merece la pena». Ya sería pistonudo que no la mereciera o que, mereciéndola, no hubiera nadie que hubiera caído en ello. Es estimulante comprobar lo perspicaz que resulta la gente cuando está a lo que está, como lo es y está Zapatero al considerar que el proceso de paz es «un objetivo muy importante para Euskadi y el conjunto de España». La luz de la experiencia irlandesa también ejerce su estímulo sobre el proceso de paz, aunque siempre queda por aclarar si ese estímulo hiperbóreo se logra mediante lo que esclarece o por el contraste que ofrece a las sombras que, de vez en cuando, turban, confunden y llenan de aprensión el mencionado proceso. Así, por ejemplo, no se sabe que el IRA exigiera jamás la constitución de un parlamento paralelo o planteara las exigencias derivadas de los anhelos de un imperialismo rampante. El IRA nunca reclamó todos los territorios en los que se habla en gaélico o alguna vez se habló. Tal vez porque el IRA dejó hace tiempo de hablar en la lengua del viejo país. Blair centró su visita en la promoción de dos ideas. Habló de insistir en el proceso con una «determinación paciente», aplicando «creatividad e imaginación». Lo de «determinación paciente» es una expresión vigorosa y con un significado de amplia gama, pues abarca desde la conciencia de que «en cien años todos calvos» a la esperanza articulada en el consejo de «sentarte a la puerta de tu casa hasta que veas pasar el cadáver de tu enemigo». La determinación entraña una dosis de paciencia sustentada en la debida convicción en cuanto a lo correcto y practicable. Una paciencia sin determinación sería la conciencia de un pasmarote o pasmón, de alguien perdido en las musarañas. De modo que eso de la «determinación paciente» está muy bien dicho, muy bien pensado. La segunda idea se refiere a la «creatividad y la imaginación», recursos algo espinosos, sin embargo, por lo corto que resulta el Gobierno en semejante terreno de juego, y por lo largo que resulta Batasuna. Fuera de sus ocho nociones de la palabra nación , Zapatero crea e imagina muy poco allí donde Batasuna presiona para crear el Parlamento paralelo de una mesa de partidos, e imagina un País Vasco que abarcara Navarra y tres departamentos de Francia. Ya es ponerse.