LOS de la Madrid Fashion Week, conocida como Pasarela Cibeles, han rechazado a las modelos excesivamente delgadas, a las que no alcanzan un índice de masa corporal (IMC) saludable (19-25). El IMC se determina dividiendo la masa (en kilos) entre la estatura (en metros) elevada al cuadrado. Es una buena noticia. Las profesionales de la pasarela son un espejo (un modelo) en el que se mira un determinado grupo de chicas jóvenes a las que les gustaría tener un cuerpo así. A algunas se les revoluciona la cabeza persiguiendo la extrema delgadez y acaban cayendo en el profundo pozo de la anorexia. La falta de alimentos afecta a la mayoría de los órganos, deteriorando el cuerpo y, lo que es peor, el alma, la psique, que, en definitiva, se asienta sobre ellos. Todavía persiste en mi memoria la visita a una residencia de chicas anoréxicas, que tomaban el sol en el jardín vigiladas por cámaras. La mayoría habían intentando acabar definitivamente con ese cuerpo con el que no se sentían a gusto. Ya va siendo hora de que desde todos los ángulos de la sociedad se rechacen los cánones de extrema delgadez y se valoren los cuerpos estándar, acordes con la edad y la estructura corporal de cada persona. En el otro extremo está la obesidad, en contra de la cual las autoridades sanitarias han iniciado una persecución implacable, que puede dejar corta a la caza de fumadores. En el punto medio puede estar la salud.