Beatles y Tamaras

LUÍS VENTOSO

OPINIÓN

23 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

LA RECHAMANTE hipótesis de Oxford, que sostiene que colonos procedentes de Galicia habrían sido los grandes pobladores de Inglaterra, nos hace justicia poética. Por aquí abajo, a los gallegos nos ha ido ni fu ni fa: durante siglos fuimos un apéndice raro, extraviado y exprimido de la aventura imperial española y su polvoriento crepúsculo. Pero por allí arriba lo hicimos algo mejor: forjamos una nación cuna de la democracia, de la monarquía parlamentaria, del pensamiento liberal y de la revolución industrial. La diferencia entre lo que han sido Galicia y Gran Bretaña se resume en un ejemplo deportivo: ellos inventaron el fútbol; nosotros, el futbolín. Mientras aquí teníamos como luminarias a clérigos de ideario cejijunto, Locke y Stuart Mill les abrían la puerta a las libertades. Los gallegos del sur nos hemos pasado la vida suspirando por trenes que siempre llegan tarde. Los gallegos de las islas directamente inventaron el tren. Nosotros llevamos 30 años de democracia; ellos, tres siglos. Los gallegos y nuestros primos ingleses compartimos un sentido del humor agudo y esquinado. Pero hasta Benny Hill parece alta comedia frente al Gaby, Fofó y Miliki de Os Tonechos. Los currelas ingleses viven desde el siglo XIX en ringleras de casas de dos plantas con patio adyacente. Aquí al invento le llamamos «promociones de chalés adosados de lujo». En nuestra encarnación sureña, los gallegos somos cautos, inteligentes, trabajadores, ambiguos, medrosos e insolidarios. En Inglaterra nos volvimos fríos como fanecas, disciplinados, estoicos, científicamente curiosos y clasistas hasta lo insufrible. Aunque ellos han aportado a The Beatles y a Keynes y nosotros a Os Tamara y al profesor Beiras, el destino nos reservaba un epílogo favorable. En las calles de Inglaterra se respira una atmósfera de declive. Aquí, visto lo de atrás, ya sólo cabe subir.