Entre tinieblas

| PEDRO ARIAS VEIRA |

OPINIÓN

06 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

EN LA convención del PP, Fraga se mostró comprensivo con los golpistas del 23-F; al parecer era gente bienintencionada, aunque equivocada. El infierno está lleno de buenas intenciones, don Manuel. Menos mal que fracasaron, de lo contrario algunos -también bienintencionados- quizás no viviríamos para contarlo. Gallardón pide moderación, pero no al patrón, sino a Esperanza Aguirre, María San Gil y a los más combativos de su partido. Es el oportunista perfecto, se aprovecha de su sigla y adula a los adversarios para ser el centro del mejor de los mundos posibles. La picaresca posmoderna es estado puro. El PSOE sigue adelante con el electoralismo publicitario como prioridad de gobierno. Lo último ha sido la Ley de Igualdad, una normativa demagógica que sitúa a la genética de nacimiento por encima del mérito real. Total, para igualar al personal de a pie por abajo, que a los de arriba los hace cada vez más desiguales, otorgando a la oligarquía financiera catalana y a la nueva clase política periférica unos privilegios nunca vistos en el reino. Las chicas cada vez son más competentes, déjeselas volar libremente, que dentro de poco habrá que hacer una contraley asimétrica para asignar cuotas a los varones acobardados. Los de nuestro BNG siguen sin enterarse de la movida, actúan como teloneros contra el PP y como tontos útiles de vascos y catalanes para que sus socios socialistas aparezacan como el mal menor y los acaben arrojando electoralmente al rincón de las antiguallas. Se inventan encuestas contraproducentes y no perciben que a Galicia le interesa más que nada una España constitucional, la solidaridad efectiva del centralismo redistribuidor y los contrapoderes actuales. No han aprendido nada de la Revolución francesa ni de la superación de las feudalidades en los Estados modernos. Es muy difícil ser nacionalista consecuente en una comunidad subvencionada; abandonen Galeuscat, defiendan la España solidaria y concéntrense en lo mucho que hay que sanear en casa. Lo más esperanzador ha sido la formación de Ciudadanos de Cataluña. Ante el silencio de los intelectuales, ante la deriva hacia la indignidad y el cinismo crónico, los Boadella, Espada y demás nos recuerdan las verdades del carbonero; el nacionalismo es hoy totalitarismo, Zapatero un boy scout incapaz de estar a la altura de los desafíos y que lo despilfarrará todo; mientras que Rajoy no acaba de representar una alternativa valiente, eficaz y creíble por la arcana indecisión de sus genes gallegos. Vivimos entre tienieblas, entre el miedo, la frustración, la mentira y el odio. Esperamos que alguien se atreva a decir basta, a tratarnos como personas inteligentes, lúcidas y razonablemente equilibradas; que piden a la clase política que se ponga al nivel de compentencia del resto de la ciudadanía. Que hagan rentables los impuestos que pagamos, que consoliden y regeneren este gran país, construido durante generaciones por el el sudor, visión y esfuerzo de tanta gente admirable.