Tiempos de envoltorios

| ASSUMPTA ROURA |

OPINIÓN

06 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

AUNQUE no lo hayamos escrito en ninguna parte ni volcado nuestro tiempo en reuniones previas para debatirlo, existe un consenso sobre la importancia del envoltorio. En estas fiestas, cuya resaca empieza hoy mismo, el papel de regalo se encarece tanto o más que el producto que contiene. Visité hace unos días por recomendación de un buen amigo una tienda exclusiva y especializada en papel de regalo, cercana al museo Picasso, en pleno barrio gótico de Barcelona. La sofisticación del papel era tal que en sí mismo era ya un regalo. Que nadie dude que alguno de ellos, bien enmarcado, podría colgar del salón y ser apreciado como obra de arte y a un precio muy razonable: cuatro euros el más caro. El hecho de que existan tiendas especializadas prueba su importancia. Como lo prueba también que en estos días, quien más quien menos habrá hecho la cola pertinente para pagar el regalo escogido para luego pasar a hacer otra cola para envolverlo como regalo. Algunos objetos muy apreciados en estas fechas, como puede ser el perfume, son en un 90% envoltorio. Envoltorio es la marca, luego el diseño de la caja, qué decir de la forma exclusiva de la botella y al final un contenido minúsculo, inapreciable. ¿Cuántos envoltorios de ayer mismo son ya hoy residuos que no sabemos dónde colocar? De acuerdo que en el intermedio estará la emoción de apreciarlos y desenvolverlos, pero efímera emoción para tanto esfuerzo de envolver. Como le ocurre a casi todo el mundo, regalar y ser destinataria de algún regalo me resulta necesario. Lo considero un bien, un acto de agradecimiento y de reconocimiento por el sólo hecho de existir. En cambio mis sospechas y recelos en relación a los envoltorios va en aumento. Tienen algo de depravador. Comenzamos sofisticando el envoltorio para regalos hasta confundir lo uno con lo otro y luego confundimos la realidad a fuerza de cambiar el nombre de las cosas. Por ejemplo ¿qué quiere decir violencia de género? ¿Qué clase de horror esconde esta nueva y dulzona definición cuya realidad profunda no nos alcanza? ¿Por qué hay que llamar profesionales del sexo a las putas? ¿Dónde se estudia esta profesión? ¿Quién las teme y por qué? ¿Por qué nos hemos quedado con el jersey de Evo Morales en lugar de vislumbrar su dignidad? ¿Qué clase de ironía envuelve el temor que nos produce el temor?