¿Gucci o Virginia Woolf?

LUIS VENTOSO

OPINIÓN

13 ago 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

VICTORIA Caroline Adams, ciudadana inglesa, millonaria y afincada en Madrid, acaba de proclamar que en sus 30 años de vida no ha leído un libro. La noticia sorprende, pues no encaja con el vigor intelectual que se le suponía al matrimonio Beckham. Hasta ahora, los filólogos pensaban que la pareja había bautizado a su hijo mayor como Romeo en honor al divino Shakespeare. Pero no; debía ser un homenaje al Alfa Romeo. La verdad es que no encaja que una pareja que alterna con gente del nivel de Raúl y Guti no frecuente los libros. Además, a Victoria le debemos una de las definiciones más hondas de lo que es España. Emulando al mejor Ortega, nos legó nada más llegar una cita para los anales de la antropología: «España huele a ajo». Victoria Adams se formó en dos escuelas de arte: la Jason Theatre School y el Laine Arts College. Trabajó en sus aulas un porrón de años, lo cual hace más meritorio que lograse culminar sus estudios con la mente virgen, sin mancillarla con la lectura de un solo libro. Luego vinieron los viajes con las Spice Girls, con cientos de horas muertas en aeropuertos y hoteles de lujo. Victoria, firme a sus principios, se pintó las uñas de los pies, vio la tele, jugueteó en la cama y leyó un feixe de revistas, pero logró evitar los libros. Ni siquiera los ladrillos de Dan Brown han hecho mella en ella. Pero con 30 años, ir de analfabeta funcional puede resultar engorroso. Imagínate que estás cenando en La Broche con Ronaldo y Raúl y se ponen a conversar sobre la obra de Graham Greene. Como ese tipo no sale en el Vogue , existe un riesgo serio de que Vicky piense que es el nuevo crack inglés de Florentino, que viene a sacarle el pan al bueno de su marido. Urge alfabetizar a Victoria. Podríamos empezar leyendo en la sauna algún tebeo de Tintín . Luego, cabría adentrarse en las densas aventuras de Heidi y Clara. Superado ya ese escollo intelectual, tendríamos a Victoria madura para afrontar algún envite mayor, es decir: todo un Harry Potter. Pero Victoria no necesita libros. Tiene otras cosas: una naricilla respingona, una cara linda y tostada, unas patitas de pollo musculadas en un gimnasio fino y una de las mejores colecciones mundiales de... sandalias Gucci. Además, su marido es el mejor mal futbolista del planeta. Nos mofamos de Vicky. Pero ella repasa los ceros de su cuenta bancaria y nos devuelve el chiste. Pregúntenle a las niñas inglesas quién quieren ser de mayores: ¿Victoria Adams o Virginia Woolf? Gucci y Prada ganarán por goleada.