19 abr 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

«LA DIGNIDAD de una vivienda no se mide en metros cuadrados». Así se despachaba la ministra María Antonia Trujillo tras tener que devolver al fondo de la chistera el conejo de los micropisos para jóvenes. Frases como la del arranque quedan muy bien. Elevadas. Filosóficas. Lapidarias. Aunque, en realidad, tan sólo son maquillaje para enmendarse y quedarse luego tan ancho. Pero, por haber, hubo hasta debate. Algunos se abrazaron a la propuesta. Que si van de vicio para los chavales, que si es la última moda, que si todo es acostumbrarse... Otros calificaron los cubículos de zulos, de madrigueras... ¿Coinciden en algo las partes? Sí. En que son pisos pequeños. Y ahí está el Diccionario de la Real Academia, tan sufrido él, para aclarar dudas. «Corto, que no tiene la extensión que le corresponde». «Dícese de personas o cosas que tienen poco o menor tamaño que otras de su especie». Pues eso es algo pequeño. Como las viviendas que defendía Trujillo. Sin más. ¿Y el resto? Retórica. Yo también creo que la dignidad de un hogar no se mide en metros cuadrados. Pero no me voy a quedar con la burra de que así se va a solucionar la escasez de viviendas para jóvenes. Aunque me la venda el Gobierno. Seguro que hay otras recetas. Algunas palabras clave: especulación, hipotecas, contratos basura, paro... Por ahí pueden ir los tiros, María Antonia. Pero seguro que usted ya lo sabe. Que para eso es ministra. De Vivienda. ¿No?