Einstein: un genio del plagio

| JUAN JOSÉ R. CALAZA |

OPINIÓN

14 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

ARRÓJENME todos los tomates que quieran pero ahí va: Einstein no fue el genio que descubrió la Teoría de la Relatividad sino un gran impostor (C. Jon Bjerknes: Albert Einstein: Incorrigible Plagiarist ; J. Leveugle: Poincaré et la Relativité) . En efecto, hoy día ha quedado probado que el artículo publicado en Annalen der Physik en 1905, justificando que 2005 sea el Año Einstein, es simple reproducción parcial de las formulaciones anteriores de Henri Poincaré (el más completo matemático de su tiempo) que a su vez había formalizado rigurosamente las ecuaciones de Hendrick Lorentz. Pero así como Poincaré y Lorentz rivalizaron en elegancia atribuyéndose uno a otro la paternidad del descubrimiento, Einstein ni siquiera mencionó los trabajos de Poincaré. Y es imposible que no los conociera dada la literalidad y flagrancia del plagio. Además, la mezquindad de Einstein fue tal que solamente en 1955, avergonzado por las conclusiones de Edmund Whittaker, rindió un lacónico homenaje a Poincaré. El Principio de Relatividad de Poincaré (que hoy llamamos «especial/ restringida»), enunciado en la conferencia de Saint-Louis (1904) y transmitido a Comptes rendus de l'Academie des Sciences fue reproducido casi idénticamente como principio de base por Einstein. Asimismo, la reproducción de las expresiones matemáticas de Poincaré es total. Si en la actualidad Einstein hubiera enviado, en las mismas circunstancias, su artículo a una revista científica de primer nivel, los evaluadores lo habrían rechazado por falta de originalidad. Y si hubiera presentado sus conclusiones como tesis de doctorado no lo habría obtenido y, al menos en EE.?UU., lo habrían acusado de plagiarism e inhabilitado para la enseñaza y la investigación. No tiene sentido atribuirle semejante descubrimiento a un joven que nunca había investigado en ese campo, que trabajaba cuarenta y ocho horas semanales en una oficina de patentes, que fue rechazado tres veces en el doctorado, que tenía unos conocimientos modestos de física y muy pocos de matemáticas, que pretendió escribir un artículo sumamente difícil en un par de semanas y que nunca había dado la menor prueba de genialidad sino más bien de ciertas deficiencias intelectuales. Cuando en 1915 el comité Nobel otorgó el premio de física a Albert Einstein por el efecto fotoeléctrico no mencionó ni de pasada la Teoría de la Relatividad. En ese momento la comunidad científica internacional recibió confirmación implícita de que Einstein no era el padre de la teoría aunque un cúmulo de circunstancias, intereses creados, presiones y pusilanimidad mantuvieran hasta hace muy poco el mito de su autoría. Pero incluso en lo que concierne al efecto fotoeléctrico, fermento de la mecánica cuántica, lo más probable es que Einstein se haya apropiado sin rubor los trabajos de su esposa, Milena Maric. ¿Cómo pudo producirse semejante estafa intelectual? No es lugar este para dar cuenta de ello (cf. J. Hladik: Comment le jeune et ambitieux Einstein s'est appropriée la relativité restreinte de Poincaré ) pero probablemente por la animadversión hacia Poincaré de Hilbert y Planck (editores del artículo de 1905). Ironías de la vida, cuando en 1916 Einstein abordó el debate de la relatividad general no mencionó a Hilbert, cuya paternidad al respecto es indiscutible (S. Hawking: On the Shoulders of Giants ). En fin, que en esto como en todo se cumple lo que Céline dijo: «La gente gasta fundamentalmente el talento y la energía en mentir, follar y morir».