POCOS, muy pocos son los que consiguen hacer historia en un medio tan efímero como la televisión. Johnny Carson consiguió, además, hacer historia en los libros de texto. El cómico de «la puerta de al lado» precipitó la caída de Nixon, catapultó al estrellato a Bill Clinton, con quien cantó en directo en su programa, y consiguió que la Casa Blanca tuviera más miedo a sus monólogos que a cualquier adversario político. Durante más de 30 años desde su programa nocturno en la NBC Tonight Show , Carson logró que millones de estadounidenses trasnocharan para poder reírse con sus bromas. Al grito de «Aquí está Johnny» comenzó en 1962 su andadura como presentador y en 1992, con más de 55 milllones de ojos pendientes del televisor, decidió retirarse en pleno éxito profesional. Se fue antes de que el público lo echara o lo olvidara. Esa prudencia innata, unida a una modestia que lo acompaño toda la vida fueron sus mejores armas para convertirse en el rey de la jungla televisiva. Carson llegó a ser el periodista mejor pagado de los 80, y más de 20.000 personas pasaron por su estudio para ser entrevistadas. Entre los invitados, famosos cómicos a los que el presentador dio la primera oportunidad como Robin Williams o Billy Cristal. En lo personal su vida fue igual de concurrida, se casó cuatro veces y se divorció tres. Tenía tres hijos, uno de los cuales falleció en 1991 en accidente de automóvil, una de las razones que precipitó su marcha de la televisión. Después de su adiós mediático nunca volvió a la vida pública, salvo para contadas intervenciones, entre ellas recoger la Medalla Presidencial a la Libertad, la condecoración más destacada que puede recibir un civil en EE. UU. Galardón que le fue otorgado con una frase que bien podría ser su epitafio: «Él hizo reír y pensar a Estados Unidos». Carson, oriundo del estado de Nebraska, donde había nacido en octubre de 1925, falleció a los 79 años en su casa de Malibú (California), a consecuencia de un enfisema pulmonar.