CÉSAR CASAL GONZÁLEZ | O |
21 oct 2004 . Actualizado a las 07:00 h.NO TODO el cine norteamericano es fast cinema imposible de digerir: efectos especiales, artes marciales y el calibre de las balas. Hay cine norteamericano de gran estreno que se deja ver bien. Collateral, donde Tom Cruise hace de asesino, con el pelo cano a lo Chacal, es un ejemplo. El director Michael Mann (El dilema, Ali) ya había brillado con Heat. Trepidante asalto al banco y duelo en la cumbre entre Al Pacino y Robert De Niro. Creo recordar una frase devastadora: «No te comprometas a nada en la vida que no puedas dejar a la mañana siguiente». Aquí repite éxito. La película se deja de ver de maravilla. Tiene sus momentos, pero te mantiene secuestrado en la butaca. Cruise, que es un excelente actor (Magnolia, Nacido el cuatro), está correcto en su papel de malo, malísimo. Excepcional escena la del club de jazz. El cine de entretenimiento también puede ser de calidad. Como el de ¿calidad?, el último Almodóvar (La mala educación) o el último Garci (Tiovivo 1950), puede ser insufrible. A lo mejor, la diferencia entre el cine español, siempre en crisis, y el resto es que los demás saben contar una historia. Vayan a ver Collateral y sufrirán los reconfortantes daños colaterales de pasarlo bien. cesar.casal@lavoz.es