DURANTE años no tuvo rival. Comenzó a despuntar en los días del Régimen y coqueteó con él, pero acertó a reciclarse. Su saber estar y su hondo conocimiento del medio le permitían figurar por delante de sus rivales. ¿Resultado? Cada vez que se presentó ante la ciudadanía obtuvo un apoyo masivo. La década de los 90 fue su imprevisto momento de gloria, a pesar de que ya asomaban las arrugas y los primeros achaquillos de la edad. Ahora quiere volver a presentarse, y curiosamente, nadie dice nada. Pero parece una manera innecesaria de tentar a la suerte. Quizá consiga cumplir. Puede que siga gustando a su amplia parroquia de incondicionales, compuesta sobre todo por gentes de edad provecta. Pero sin duda el futuro está en otra parte. Para lo bueno y para lo malo, es un personaje del siglo XX, cuya vigencia no puede durar. Hablamos, por supuesto, de Lina Morgan, que esta temporada vuelve a tener un programa puntero en el que TVE, incapaz de renovar, cifra todas sus esperanzas.