Desenredándose

OPINIÓN

18 jun 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

LOS RESULTADOS electorales del 14 de marzo en Galicia sorprendieron. Quizá más que en el resto de España. De entre ellos sorprendieron sobre todo los logrados por el partido socialista, por más que la tendencia de las municipales e incluso de las anteriores autonómicas apuntara ya en el mismo sentido. De tales resultados, aún sorprendidos, nacen nuevas responsabilidades políticas hacia la sociedad gallega. Sin solución de continuidad, nuevo tiempo electoral y una sorprendente actividad gubernamental. En el horizonte, el Plan Galicia. Sin discutirlo como algo necesario, pero desde luego tampoco suficiente, no sorprendió que, constituido el nuevo Gobierno de España, se le urgiera, en vía parlamentaria, a dar cuenta de la situación en que se encontraba su ejecución y la planificación y compromisos presupuestarios contraídos por el Gobierno de Aznar. Análisis superficiales generan respuestas superficiales. Una inadecuada e inmadura respuesta parlamentaria desató una tormenta política. Declaraciones, posiciones de principios, reivindicaciones de credibilidad, análisis, promesas y adjetivos de ministros, presidentes, secretarios generales, portavoces nacionales, y comentaristas que en el breve espacio de tiempo de mes y medio consiguieron que se viviera el presente y el futuro de Galicia con intensidad y desconcierto tal que todo parecía una partida de siete y media, donde unos no llegaban y otros se pasaban. Fue necesario que, pasado el tiempo electoral y en una nueva intervención parlamentaria -esta vez en el Senado-, el propio departamento ministerial que desató la tormenta política, y su ministra, reconocieran, inusualmente, la falta de profesionalidad política de aquella su otra respuesta parlamentaria, carente de datos precisos de los que por otra parte disponían, y comenzaran a amainar las turbulencias. Por eso es necesario que, ahora sí, se explicite minuciosamente toda la realidad del Plan Galicia, y el Gobierno, pero también los socialistas gallegos y las otras fuerzas políticas, muestren con sensatez aquellas otras prioridades que urgen para una nueva época de Galicia. Con responsabilidad y capacidad. Deshaciendo enredos. Con política. Quien acudió a votar buscando un nuevo tiempo político quizá espera que, alguna vez, lo sorprendan. Agradablemente.