Decencia y decoro

| ERNESTO S. POMBO |

OPINIÓN

09 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

LA SOCIEDAD norteamericana está escandalizada. Y la Administración Bush, avergonzada. Le han visto un pecho a Janet Jackson, hace ya días durante la gala de la Super Bowl , y todavía no han conseguido reponerse. La sensibilidad del pueblo norteamericano ha quedado tocada. No es para menos. Decencia y recato son dos virtudes que la primera potencia militar del mundo viene respetando. Y por eso no podía dejar pasar, sin reaccionar, la emisión televisiva del pecho de Janet. Han suprimido también una escena de la serie Urgencias . Las próximas galas, por si acaso, serán emitidas en falsos directos. Y un censor apretará un botón cuando se emita más piel de la permitida. Los norteamericanos, como gentes de todo el mundo y como dirigentes de partidos políticos son muy respetuosos con la moralidad. Con la de los demás. Un país que mantiene aún vigente la pena de muerte, que no exige explicaciones sobre los enrejados en Guantánamo, que censura escenas de películas de Almodóvar y que está arrasando al pueblo iraquí, se escandaliza por el pecho de una cantante. Como si acabase de descubrir que las cantantes tienen pechos. Se ofende ante el pecho de una joven y ni tan siquiera se irrita ante el cadáver de un niño destrozado por las bombas que llevan la bandera de su país. Bertrand Russell decía que la humanidad tiene una doble moral: una, que predica y no practica y otra, que practica pero no predica. Russell ya adivinaba que ciertas cosas no cambian por mucho que pase el tiempo. Seguimos como entonces. Con la doble moral. Aunque no es el caso de los obispos españoles que pidieron el voto para el PP. Porque sabemos de su moralidad, decencia y decoro, aguardamos ansiosos su opinión sobre la agresión sexual del alcalde de Toques a una niña de 15 años. Por aquello de que es «un buen cristiano», según su párroco.