Fácil elección

| ERNESTO S. POMBO |

OPINIÓN

28 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

LOS NACIONALISTAS del BNG de Vigo tienen hoy un reto. Elegir entre la cordura y la demencia. Entre la lógica y la chifladura. Entre el sentido común y la idiotez. Este mediodía, cuando el alcalde Ventura Pérez Mariño se someta a la moción de confianza, los vigueses y los gallegos tendremos la oportunidad de conocer hasta dónde están dispuestos a llegar. Y si para ellos lo único importante es el futuro de la ciudad. Después de lo padecido en las últimas semanas, en el pleno de hoy vamos a tener la ocasión de conocer, no sólo quien presidirá la corporación viguesa, sino también si los desequilibrios personales tienen más peso que el bien común. Porque si ya difícil ha sido digerir algunas de las situaciones vividas, más lo será tratar de comprender y justificar actitudes vesánicas que no pueden conducir a otro lugar que al del disparate. La situación creada en el Ayuntamiento vigués sería merecedora del argumento de una de las descabelladas obras de Noel Clarasó. Aquel magistral escritor que decía que un político es un hombre que cree representar la opinión del pueblo, sin habérselo preguntado jamás. Y sólo en esa obra que Clarasó trazaría magistralmente, cabría una situación de enajenamiento tal como la que hoy puede arrojar la votación. Porque con lo que los nacionalistas nos han amenazado es con entregar el ayuntamiento vigués a los mismos que vienen combatiendo con rabia en los últimos años. A los que han situado como adversarios irreconciliables. A los que han hecho responsables de todos los males que vive el país. A los que nos exigen que cada día superemos el examen del acatamiento constitucional. Por eso, los nacionalistas tienen hoy un reto. Pero enormemente sencillo. El de demostrar que Albert Einstein se equivocaba cuando decía que «el nacionalismo es una enfermedad infantil».