Beckham y el tráfico

| MONTSE CARNEIRO |

OPINIÓN

01 jul 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

LLEGÓ BECKHAM a Madrid para someterse al chequeo pertinente y el doctor Del Corral hizo pronóstico con una frase de chirigota: «Hay datos que nos indican que es una persona que se cuida». Algo intuíamos los que no sabemos ni nos importa en qué consiste un pase en profundidad: el rubio de Leytonstone tiene el toque de balón más elegante del mundo, dicen, pero su cuerpo y su imagen, tangibles hasta para los ignorantes del fútbol, son de todo menos descuidados. Y hace bien. Que se cultive, que luzca palmito para publicidades miles, que cubra de oro a su asustada esposa y que siga chutando. Se lo merece: este ídolo de jovencitos ha conseguido que la mismísima Autoridad Española asuma con gusto la labor de cuidarlo. Cuatro supermotos y un coche policial le escoltaron cual Eisenhower por todo Madrid. Seguridad pública, alega la Autoridad. Gran verdad: el problema del tráfico en España tiene su origen en el fenómeno de las masas enfervorizadas. A ver si nos enteramos.